sábado, 29 de septiembre de 2007

Algo es algo

Bueno, aquí estoy otra vez con una nueva excusa para la tardanza (que no es buena excusa, pero bueno).
¡Por fin he encontrado curro! Bueno, más o menos. Estoy de temporal en servicio técnico. He estado quince días y de momento me han ampliado otros quince. La verdad es que hago menos incluso que lo que hacía en Metro, pero bueno, mejor aburrirse que matarse a trabajar, ¿no? Y estoy aprovechando para leer mucho (libros cuya crítica podeis leer en el estupendo blog Now reading). ¿Publicidad? ¿que publicidad?
Así que este mes el bolsillo va a respirar un poco más tranquilo, y ya era hora...
Nada más por el momento. Corto pero intenso.

domingo, 23 de septiembre de 2007

Newgrange


El sábado pasado realizamos la que es hasta el momento para mi la mejor visita que hemos hecho. Por fin decidimos salir de Dublín (ya era hora después de 2 meses aquí) e ir al condado de Meath, en el norte, para ver Newgrange una de las tumbas megalíticas mejor conservadas del mundo. La opción que tomamos fue la más cómoda, la de apuntarnos a un tour en autocar. Esta elección tiene sus ventajas, como es el hecho de tener medio de transporte asegurado entre todos los puntos a visitar y guias en todas partes. El problema es, claro, que te llevan con correa a todas partes, y no hay manera de detenerse un rato a disfrutar las cosas.
El tour comenzaba en Busáras, en el lado norte de la ciudad. Desde allí se dirige a la primera parada en Monasterboice, donde se impone la torre del antiguo monasterio (una característica común a los monasterios medievales como protección contra los invasores) y un cementerio con 3 cruces celtas del siglo XI. La lástima es que es una parada de apenas diez minutos con lo que no hay mucha oportunidad de contemplar la zona.






Desde aquí giramos hacia el sur para visitar las ruinas de un antiguo monasterio cisterciense (de hecho el primero de Irlanda si recuerdo bien), Mellifont. No queda mucho de lo que originalmente era el edificio, más alla de la base de los muros, debido al expolio que sufrió en siglos pasados como fuente de piedra para construcciones cercanas. Aun así se puede apreciar bastante bien el gran tamaño del recinto y la disposición de las salas. Hay además un recorrido guiado de una hora, donde se explica con bastante detalle la vida monástica de la época y las características del edificio en si. Los cistercienses tenían una tendencia a alejarse del lujo y la decoración que adorna tantas iglesias, y esa era la intención de los monjes franceses que ayudaron a la fundación de este monasterio. No obstante no contaban con la oposición de los monjes irlandeses que, básicamente hicieron lo que les dio la gana, de modo que se puede observar bastante ornamentación en los dos edificios que quedan: el lavabo y una de las capillas.


Como curiosidad decir que cuando los monjes se marcharon de aquí (en realidad Enrique VIII les echó) pasó a ser la residencia de una importante familia noble.

Y después de esto por supuesto el plato fuerte, Newgrange. Aquí ya no depende de si vas con tour o no, el tiempo que puedes estar en el lugar es limitado, ya que el acceso no es libre, sino únicamente a través de los autobuses que parten del centro de visitantes del Valle del Boyne. Toda la zona es en general una necrópolis megalítica de 5200 años de antigüedad (Brú na Bóinne), con tres tumbas de corredor principales (Knowth, Dowth y Newgrange) y una serie de pequeñas tumbas menores, visibles por el camino o desde lo alto de la colina de Newgrange o Knowth (las dos únicas abiertas al público).

La llegada a la tumba de Newgrange en sí es idílica. Desde el centro de visitantes se pasa por un puente de madera sobre el río, rodeado por una típica estampa irlandesa de praderas verdes (y ganado). Después se toman unos microbuses que atraviesan los caminos entre los campos vallados hasta girar alrededor de la colina de Newgrange, proporcionando una primera vista del monumento.

Lo primero que se aprecia es el llamativo muro exterior reconstruido a partir de una simulación de lo que se supone debía ser el muro original. La entrada, las enormes piedras (algunas de ellas decoradas con motivos de espirales) y el montículo en sí siguen siendo los originales. Esto se debe a la suerte de que la tumba se hallara oculta hasta el siglo XVII cuando fue desenterrada por accidente. Además en un lateral de la colina hay restos de una construcción posterior de la Edad del Bronce.



A continuación viene por supuesto lo mejor de todo, la entrada a la tumba. Primero se atraviesa el hueco que hace de puerta, bajo una inmensa roca situada horizontalmente. A continuación hay un largo pasillo, no apto para claustrofóbicos, donde en más de una ocasión hay que agachar la cabeza y pasar casi de lado (bueno, vale, estoy gordo, ¿algún problema?). Finalmente se llega a la camara principal, donde se puede contemplar un techo en bóveda. En esta cámara hay otras tres subcámaras con una especie de recipientes de piedra y grabados de espirales (y de visitantes gilipollas). Una de las características más interesantes de Newgrange es que está orientado de tal forma que en el solsticio de invierno el sol entra por encima de la piedra de la entrada e ilumina esta sala durante dieciesiete minutos. Aquí viene el momento turista y a la vez el mejor. En este punto la guía apaga las luces, y te encuentras a oscuras durante un instante en esta cámara construida 500 años antes que las pirámides de Gizah. Es pura magia. Después se hace una simulación del solsticio de invierno, con una luz proyectada desde el fondo del pasillo. Puede estar bien si consigues abstraerte lo suficiente. Yo no pude evitar tener una cierta sensación de artificialidad, aunque me alegro de que lo hagan, ya que es muy difícil poder ver el de verdad (se hace un sorteo entre todos los que han visitado Newgrange durante el año que quieran participar para ser invitados allí el día del solsticio). En general es una visita realmente emocionante.

Después el regreso por el mismo camino hasta el centro de visitantes, con la sensación de no querer volver a casa.

Y el largo viaje de vuelta con el autocar y un conductor ya cansado de hablar (no me extraña, porque rajaba una barbaridad en la ida, aunque muy simpático eso si) que nos puso una cinta de música típica irlandesa.

Resumiendo, lo mejor que he visto hasta ahora en este pais, estoy casi seguro de que volveré algún día, aunque quizá ya me salte lo del tour y coja un autobús directo a Newgrange. Y cruzo los dedos para que me toque la visita del solsticio. Es difícil, pero bueno, a alguien le tiene que tocar...

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Culture Night

El viernes fue la Culture Night 2007, el turno irlandés de la Noche en blanco que se celebra en toda Europa. Claro que para los irlandeses "late night" son las 10 de la noche, así que a esa hora acababa todo.



La oferta era muy amplia, si bien a primera vista no había demasiadas cosas especiales. La mayor parte consistía en visitas gratuitas guiadas o galerías y museos que se pueden visitar en cualquier otro momento y con menos gente (pagando, eso si). Por ello nos dispusimos a buscar eventos únicos, es decir, actuaciones, etc.


En primer lugar elegimos (he de decir en mi defensa que no fue mía la elección) una muestra de fabricación de abanicos chinos en la Chester Beatty Library (lugar que recomiendo encarecidamente, con una de las colecciones de objetos religiosos más impresionante que he visto en mi vida). No quiero ofender a nadie, pero la verdad es que lo que presenciamos fue una clase de pretecnología de cuarto de primaria. Las técnicas milenarias incluían pegar un dibujo impreso en un papel en un trozo de corchopan o algo parecido, recortar con cutter (los niños con tijeras sin punta), clavarle un palo de helado y después dar el toque final con purpurina y pegamento.










Finalmente nos dieron un papel explicando la simbología de los colores en la ópera clásica china, lo cual hubiera sido fascinante como parte de la charla que no existió. Vale que la cosa estaba orientada más bien para niños, pero nadie lo avisó y además no había ni siquiera taller, sino que les dieron el material a los niños y tirando: "ahora hacedlas vosotros. EN VUESTRA CASA."


Después empezó lo bueno. La verdad es que andar por el centro esa noche era una gozada, porque ibas encontrándote espectáculos y exhibiciones a cada paso. Primero, a poco de salir de la biblioteca, nos encontramos con un coro de gospel, claramente no profesional pero con mucho entusiasmo, cantando en una de las puertas del Dublin Castle.





También allí al lado había una visita guiada al Dublin City Hall, donde aun se pueden ver los agujeros de bala de la insurreción de Pascua de 1916 (no en la foto, lo siento).





Posteriormente fuimos al Centro de Música Contemporánea de Dublín para un momento mágico. Tras subir un par de tramos de escaleras entramos en una pequeña habitación, con una mesa alargada con tres tipos delante de tres ordenadores y un montón de aparatejos que no pude indentificar. Había sólo un par de sillas, así que casi todo el mundo (cabían unas 15 personas en cada sesión de 40 minutos) se sentó en la moqueta. Y la verdad es que era el mejor sitio. Nunca he sido muy fan de la música electrónica (salvo cuando la hace Radiohead, claro) pero esta vez realmente mereció la pena. La música (o el ruido) que se creó en la sesión (supuestamente improvisada) iba desde un tono relajante hasta momentos cuasi-épicos que te ponían en mitad de una tormenta. Al principio me entraron ganas de cerrar los ojos para disfrutar de la música, pero pensé que iba a parecer un poco ridículo, hasta que miré a mi alrededor y vi que casi todo el mundo lo había hecho ya. Sublime.



Perdonad que me haya puesto tan poético/pedante, pero es que no encontraba otra manera de contarlo.





Después de esto nos acercamos a una tienda de Oxfam, donde había un cantautor con más ganas que calidad. Aun así estuvo simpático (y nos compramos un par de libros, como no podía ser menos). Aquí teneis un poco de la actuación. Giro de cámara cortesía de Holy's Entertainment (y no, no tenemos un editor de vídeo)







Finalmente dimos una vueltecilla por Temple Bar donde había actuaciones (como siempre), exposiciones de fotografía, etc; para acabar cenando en un local clásico, un kebab.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Fotos Guinness

Aquí están las fotos de la Guinness Storehouse como ya anuncié.



Esto es, obviamente, en la calle, frente a la puerta de entrada.



A continuación podeis ver uno de las locomotoras que se usaban para trasladar el preciado líquido dentro de la fábrica de Guinness, que disponía de su propio ferrocarril.



Una vez arriba en el Gravity Bar se podían disfrutar unas vistas espectaculares. En esta foto se puede apreciar al fondo Phoenix Park, con el obelisco del monumento a Wellington.



Y como ya dije aquí tuvimos una pequeña sesión de música. Por la parte española "Amapola":









Y por la irlandesa "Molly Malone":





miércoles, 12 de septiembre de 2007

Guinness Storehouse

Ya lo he vuelto a hacer otra vez, hace ya cinco días que no subo una entrada. Pero esta vez tengo un poco más de excusa, porque ha venido mi hermana a hacernos nuestra primera visita. Así que le estoy enseñando lo principal de la ciudad y eso no me deja mucho tiempo libre (para futuros visitantes, no penseis que lo voy a hacer con todos, lo siento).

Pero bueno aquí estoy hoy para darle un poco de vida al blog.

El domingo hicimos por fin una de las visitas fundamentales de la ciudad: la Guinness Storehouse. Aquí era donde originalmente, a principios del siglo XIX, se fabricaba la cerveza Guinness. Con el tiempo se amplió la fábrica (hasta límites insospechados) y el edificio original dejó de funcionar como tal. Con los años se decidió reconvertir este edificio en un museo de Guinness. Y así sigue.
La verdad es que lo más interesante habría sido haber podido ver el verdadero proceso de fabricación actual, con las máquinas que se usan actualmente. La visita de la Storehouse consiste principalmente en una serie de vídeos explicativos. Pero, sinceramente, está tan bien montado que no importa, merece la pena pagar la entrada (12€ si se reserva por Internet).
Primero se realiza un recorrido virtual por lo que sería una fábrica de cerveza, mostrándote los ingredientes (cebada, lúpulo, levadura y agua), el proceso de fabricación (el tostado de parte de la cebada, que después se muele, la mezcla, el hervido con el lúpulo, la fermentación y la maduración; me he comido partes lo sé, pero mi memoria tiene un límite) y los distintos tipos de cerveza Guinness que se fabrican (Foreign Extra Stout, Extra Stout y Draught, que es la más común actualmente).
Posteriormente te dan a probar un trago de una Guinness especial realizada con motivo de algún aniversario (como dije no puedo recordar todos los detalles).
A continuación puedes ver como se fabricaban los barriles donde se almacenaba la cerveza, una historia del edificio, y un recorrido por la publicidad de Guinness a lo largo de los años. Esto incluye los típicos anuncios de "My goodness, my Guinness" que todo el que haya pasado por Dublín habrá visto decorando la pared de algún pub como objeto vintage.
Y claro, la visita no podría ser completa sin una pinta del preciado líquido. En la penúltima planta del edificio hay un bar-restaurante donde sirven comida irlandesa (incluyendo por supuesto guisos con Guinness) y en la última planta está el espectacular Gravity Bar, donde tienes una vista de 360º de toda la ciudad. Es en este último donde te ofrecen la pinta de Guinness de regalo. Y es aquí también donde además pudimos disfrutar de un momento muy español cuando la camarera le pasó el micrófono a un par de turistas para que cantarán "Amapola". A continuación fue la propia camarera la que nos cantó una de las canciones irlandesas más típicas (posiblemente LA más típica), Molly Malone (la canción es de hecho tan popular que Molly Malone tiene una estatua en el centro de Dublín, y es de las más visitadas por los turistas).

Y por supuesto al final queda la visita principal, la tienda de regalos. Imaginad cualquier producto en el que pueda aparecer Guinness y allí lo encontrareis. Garantizado.


(Por cuestiones técnicas no he podido subir fotos, quizá esta noche pueda, no prometo nada)

viernes, 7 de septiembre de 2007

Publicidad

Una pausa para la publicidad. Me he hecho un nuevo blog (ya me vale, como si no tuviera bastante con éste, que vicio he cogido, etc, etc) sobre libros, cómics..., vamos en general todo lo que venga escrito en papel, y para colgar mis relatos (algunos de vosotros ya los habeis sufrido, si pensabais que os habiais librado de ellos estais equivocados). La cosa es que necesito colaboradores. Así que si no os importa pasaos por allí, echad un vistazillo a mi entrada y, si os interesa, me lo decís. Y si no, pues volved a pasar de vez en cuando para dejar un comentario, po' favor. La dirección es leeburro.blogspot.com (a que mola).
Ahora mi antiguo blog, el de msn, que ya estaba en las últimas, queda clausurado oficialmente. Bueno, seguirá abierto pero no se actualizará más.
No descarto no obstante abrir otro más algún día sólo sobre cine, que al fin y al cabo es lo mío (figuradamente) y era a lo que más me dedicaba en el de msn. Pero por el momento me conformo con estos dos y voy que chuto.

Ya está, perdón por interrumpir la marcha habitual del blog.

PPS number

Uff, estamos espaciando mucho las entradas eh. Bueno, supongo que últimamente el ritmo se ha relajado un poco, no vemos tantas cosas nuevas, y el blog se resiente. Y somos vagos, si, eso también. Porque en realidad siempre hay algo que contar.

Hoy, por fin, hemos ido a solicitar el PPS number. "¿Y eso que es?" te preguntarás tú, intrigado lector. Pues es algo parecido al número de la seguridad social, aunque no exactamente igual. Resulta que necesitas tener dicho numerito para pedir a través del famoso Form 22 (esto siempre me ha recordado a la casa que enloquece de Astérix y las doce pruebas), tus Tax credits. Dichos tax credits sirven a su vez para que se te hagan los descuentos oportunos de los impuestos que tienes que pagar mensualmente de tu nómina. Conclusión: puedes trabajar sin tener PPS number, pero te descuentan del sueldo bruto todos los meses la friolera de un 40%.

El problema es que aquí son muy especialitos con lo de demostrar tu dirección, y tienes que llevarles un recibo de la luz, agua, etc o el mismo contrato de alquiler. Y hasta que no hemos tenido el contrato de alquiler no ha habido manera, porque facturas no tenemos.

Pero bueno esto todavía tiene un sentido, lo de abrir una cuenta en un banco es demencial (véase el blog de Miguel y Tamara, Madrid=>Dublín, para más señas). Vamos, el hecho de que te puedan denegar el abrirte una cuenta de ahorros es para darles un par de collejas (no por malos sino por tontos). ¡Pero si en España te regalan vajillas para que te la hagas!

En fin, que la burocracia es un asco y no te libras en ningún sitio.

lunes, 3 de septiembre de 2007

Holly's birthday

Siempre hay una primera vez para todo y ya era hora de que también pusiera alguna cosilla en el blog.


El viernes 24 de Agosto fue mi cumpleaños. Ya sé que es un poco tarde para comentar esto pero no podíamos obviarlo. Muchísimas gracias a todos los que os habéis acordado y a los demás... pues que se le va hacer, estáis en mi lista negra.


La celebración de mi cumpleaños duró más de una semana (sí, realmente soy muy afortunada). Comenzó con la "mariscada" en Howth que ya os comentamos hace días y acabó el siguiente fin de semana con una fantástica tarta y regalitos. Durante toda la semana fui la reina de la casa y me consintieron todos los caprichos pero... joooooooo ya se me ha acabado el chollo.


El día de mi cumple tuve que trabajar pero no importa, en casa me estaba esperando la edición absolute del cómic de Batman: El largo Halloween (por supuesto en inglés).


El sábado decidimos que los cumpleaños hay que celebrarlos con velas y tarta pero basta que busques para que no aparezcan ni las pastelerías ni las velas. Finalmente encontramos este maravilloso pastel y unas preciosas sombrillas para cóctel (que por cierto arden muy bien).


Aquí tenéis nuestra foto de familia para rememorar tan ilustre momento.



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