Eso es lo que hemos tardado en actualizar, y lo que hemos hecho en estas dos semanas, demasiado. Por ello voy a dividir toda esta información en varias entradas (no sé aun cuantas).
Ordenemos por fecha y empecemos por el principio:
6 de mayo.
Como ya anunciamos el día 6 fuimos a Koya san, un gran complejo de templos situado en lo alto de la montaña. El monasterio original fue fundado en el siglo 9 y desde entonces éste ha sido un lugar sagrado. Lo malo es que a día de hoy está demasiado orientado al turismo y de hecho es el primer lugar donde hemos encontrado una trampa para turistas evidente. Para llegar hay que coger un tren (que no es barato) y un funicular (incluído en el billete de tren). Hasta ahí bien, pero al llegar arriba te encuentras con que no puedes llegar andando hasta la zona de los templos (no porque esté lejos, sino porque está prohibido) y hay que coger un autobús. El pase diario del autobús cuesta 800 yenes. "Casualmente" el precio del billete hasta el cementerio (luego comento) ida y vuelta son 800 yenes, con lo cual compensa coger el pase de un día en cuanto vayas a hacer ese recorrido. Lo curioso es que hasta las paradas anteriores el precio va subiendo poco a poco, pero para la última (el cementerio) sube unos 130 yenes de golpe.
Pero bueno, dejando de lado esto el lugar merece la pena. El cementerio (perteneciente al templo oku no in) es enorme y tiene unos monumentos de lo más curioso. Entre ellos se encuentra el que homenajea a las víctimas de la guerra de Borneo. También hay muchos ofrecidos por empresas, aunque no entendí muy bien porqué (no aun no he llegado a ese nivel de japonés).
A continuación hay varios templos. Entre ellos los que visitamos fueron el Kongobuji y el Daito del Garan. En el Kongobuji hay un jardín zen con un inusual número de piedras y una sala en la que Toyotomi Hidetsugu (un samurai de la época Momoyama si no me equivoco) cometió suicidio ritual (seppuku, el famoso harakiri). Además de poder ver las estupendas pinturas de las paredes corredizas te ofrecían un té una galleta de arroz.
En cuanto al Daito se trata de una pagoda de 3 plantas que alberga la figura de Buda (que no pagamos para ver, porque se veía desde la puerta...) La pagoda en sí es muy bonita.
7 de mayo.
Fuimos al lago Biwa, el más grande de Japón. En concreto fuimos a Ishiyama dera, un templo en la parte sur, más estrecha, del lago. Aquí fue donde Murasaki Shikibu escribió el Cuento de Genji (源氏物語), la que se considera la primera novela de la historia, en el siglo XI.
A la vuelta decidimos probar a comprar entradas para el museo Ghibli en Tokio. Habíamos descubierto sorprendidos que en Japón sólo se pueden comprar estos tickets en las tiendas Lawson (unas tiendas 24 horas) en unas máquinas que tienen para comprar entradas. Después de intentar pasar la tarjeta varias veces, pelearme con la máquina, discutir con el dependiente en japonés y en inglés y sudar mucho (literalmente) lo conseguimos.
Después en la estación nos comimos nuestra última caja de yatsuhashi e hicimos picnic en las escaleras.
Por la noche cogimos un autobús nocturno a Tokio. Lo curioso es que el autocar era de dos plantas, pero muy bajito, de modo que arriba no había manera de estar de pie, ni siquiera para los japoneses (sí, peor que en Dublín). A pesar de eso dormí todo el camino bien agusto.
8 de mayo.
Llegamos a Tokio. Las entradas del museo Ghibli sólo pudimos cogerlas para este día así que directamente tras dejar las cosas en el hostel fuimos allí. El museo no tiene realmente mucho material de museo propiamente dicho, pero no importa. El edificio en sí, toda la ambientación es una maravilla, y hay múltiples ejemplos de animación (incluyendo un corto exclusivo) así como una reproducción del estudio de Miyazaki. En la parte de arriba se alza uno de los robots de Laputa.
Después, como nos pillaba de paso la estación de Nakano fuimos a esta zona para visitar una de las mecas otaku, la tienda de Mandarake. En realidad hay varias tiendas Mandarake en Tokio pero ésta es una de las más grandes. Se divide en varias secciones repartidas por 3 plantas de un centro comercial. Hay todo lo que podáis imaginar, principalmente merchandising y manga de segunda mano. Claro que la segunda mano de aquí es a veces mejor que la primera de allí. Yo me compré varios mangas y están en perfecto estado, uno de ellos es bastante grueso y sin embargo el lomo no tiene una sola marca, ni siquiera la típica raya que se queda indefectiblemente en los libros de bolsillo. Respecto al merchandising es impresonante. Cientos de figuras de manganime se apilan en las estanterías, incluyendo robots, naves y chicas exhuberantes. También hay sección de cosplay, bandas sonoras, anime... Agotador.
9 de mayo.
Fuimos al barrio de Harajuku. Aquí los fines de semana en el puente de Jingubashi suelen juntarse grupos de cosplayers que posan para los turistas y curiosos. Cuando nosotros pasamos por allí no había nadie allí, aunque si vimos alguna que otra por la calle.
Además visitamos el Meiji jingu, el santuario shinto dedicado al emperador Meiji. Curiosamente cuando estábamos allí vimos 4 bodas que eran celebradas en el lugar, todas estilo japonés. Lo interesante es que los 4 trajes de las novias eran muy distintos.
Por la tarde nos acercamos a Shibuya uno de los barrios comerciales más famosos de Tokio. Aquí, claro, nos lanzamos a la vorágine consumista. Las tiendas de la zona son tan grandes que acaban por no parecerlo... Nos pasamos unas cuantas horas pateando un tower records, un HMV y otra tienda Mandarake. Aquí Yolanda consiguió por fin su ansiado trofeo, un pequeño tachikoma (si no sabéis lo que es buscadlo, ea).
Aquí se encuentra además un famoso cruce donde el volumen de gente que pasa cada vez que se encienden los semáforos es una pequeña muestra de lo que es Tokio.
Y hasta aquí la parte 1. Si tengo tiempo (y me apetece) mañana subiré la parte 2 (De como conoscieron el modo de vida de Tokio, y los entuertos que allí desfacieron)
Ordenemos por fecha y empecemos por el principio:
6 de mayo.
Como ya anunciamos el día 6 fuimos a Koya san, un gran complejo de templos situado en lo alto de la montaña. El monasterio original fue fundado en el siglo 9 y desde entonces éste ha sido un lugar sagrado. Lo malo es que a día de hoy está demasiado orientado al turismo y de hecho es el primer lugar donde hemos encontrado una trampa para turistas evidente. Para llegar hay que coger un tren (que no es barato) y un funicular (incluído en el billete de tren). Hasta ahí bien, pero al llegar arriba te encuentras con que no puedes llegar andando hasta la zona de los templos (no porque esté lejos, sino porque está prohibido) y hay que coger un autobús. El pase diario del autobús cuesta 800 yenes. "Casualmente" el precio del billete hasta el cementerio (luego comento) ida y vuelta son 800 yenes, con lo cual compensa coger el pase de un día en cuanto vayas a hacer ese recorrido. Lo curioso es que hasta las paradas anteriores el precio va subiendo poco a poco, pero para la última (el cementerio) sube unos 130 yenes de golpe.
Pero bueno, dejando de lado esto el lugar merece la pena. El cementerio (perteneciente al templo oku no in) es enorme y tiene unos monumentos de lo más curioso. Entre ellos se encuentra el que homenajea a las víctimas de la guerra de Borneo. También hay muchos ofrecidos por empresas, aunque no entendí muy bien porqué (no aun no he llegado a ese nivel de japonés).
A continuación hay varios templos. Entre ellos los que visitamos fueron el Kongobuji y el Daito del Garan. En el Kongobuji hay un jardín zen con un inusual número de piedras y una sala en la que Toyotomi Hidetsugu (un samurai de la época Momoyama si no me equivoco) cometió suicidio ritual (seppuku, el famoso harakiri). Además de poder ver las estupendas pinturas de las paredes corredizas te ofrecían un té una galleta de arroz.
En cuanto al Daito se trata de una pagoda de 3 plantas que alberga la figura de Buda (que no pagamos para ver, porque se veía desde la puerta...) La pagoda en sí es muy bonita.
7 de mayo.
Fuimos al lago Biwa, el más grande de Japón. En concreto fuimos a Ishiyama dera, un templo en la parte sur, más estrecha, del lago. Aquí fue donde Murasaki Shikibu escribió el Cuento de Genji (源氏物語), la que se considera la primera novela de la historia, en el siglo XI.
A la vuelta decidimos probar a comprar entradas para el museo Ghibli en Tokio. Habíamos descubierto sorprendidos que en Japón sólo se pueden comprar estos tickets en las tiendas Lawson (unas tiendas 24 horas) en unas máquinas que tienen para comprar entradas. Después de intentar pasar la tarjeta varias veces, pelearme con la máquina, discutir con el dependiente en japonés y en inglés y sudar mucho (literalmente) lo conseguimos.
Después en la estación nos comimos nuestra última caja de yatsuhashi e hicimos picnic en las escaleras.
Por la noche cogimos un autobús nocturno a Tokio. Lo curioso es que el autocar era de dos plantas, pero muy bajito, de modo que arriba no había manera de estar de pie, ni siquiera para los japoneses (sí, peor que en Dublín). A pesar de eso dormí todo el camino bien agusto.
8 de mayo.
Llegamos a Tokio. Las entradas del museo Ghibli sólo pudimos cogerlas para este día así que directamente tras dejar las cosas en el hostel fuimos allí. El museo no tiene realmente mucho material de museo propiamente dicho, pero no importa. El edificio en sí, toda la ambientación es una maravilla, y hay múltiples ejemplos de animación (incluyendo un corto exclusivo) así como una reproducción del estudio de Miyazaki. En la parte de arriba se alza uno de los robots de Laputa.
Después, como nos pillaba de paso la estación de Nakano fuimos a esta zona para visitar una de las mecas otaku, la tienda de Mandarake. En realidad hay varias tiendas Mandarake en Tokio pero ésta es una de las más grandes. Se divide en varias secciones repartidas por 3 plantas de un centro comercial. Hay todo lo que podáis imaginar, principalmente merchandising y manga de segunda mano. Claro que la segunda mano de aquí es a veces mejor que la primera de allí. Yo me compré varios mangas y están en perfecto estado, uno de ellos es bastante grueso y sin embargo el lomo no tiene una sola marca, ni siquiera la típica raya que se queda indefectiblemente en los libros de bolsillo. Respecto al merchandising es impresonante. Cientos de figuras de manganime se apilan en las estanterías, incluyendo robots, naves y chicas exhuberantes. También hay sección de cosplay, bandas sonoras, anime... Agotador.
9 de mayo.
Fuimos al barrio de Harajuku. Aquí los fines de semana en el puente de Jingubashi suelen juntarse grupos de cosplayers que posan para los turistas y curiosos. Cuando nosotros pasamos por allí no había nadie allí, aunque si vimos alguna que otra por la calle.
Además visitamos el Meiji jingu, el santuario shinto dedicado al emperador Meiji. Curiosamente cuando estábamos allí vimos 4 bodas que eran celebradas en el lugar, todas estilo japonés. Lo interesante es que los 4 trajes de las novias eran muy distintos.
Por la tarde nos acercamos a Shibuya uno de los barrios comerciales más famosos de Tokio. Aquí, claro, nos lanzamos a la vorágine consumista. Las tiendas de la zona son tan grandes que acaban por no parecerlo... Nos pasamos unas cuantas horas pateando un tower records, un HMV y otra tienda Mandarake. Aquí Yolanda consiguió por fin su ansiado trofeo, un pequeño tachikoma (si no sabéis lo que es buscadlo, ea).
Aquí se encuentra además un famoso cruce donde el volumen de gente que pasa cada vez que se encienden los semáforos es una pequeña muestra de lo que es Tokio.
Y hasta aquí la parte 1. Si tengo tiempo (y me apetece) mañana subiré la parte 2 (De como conoscieron el modo de vida de Tokio, y los entuertos que allí desfacieron)
3 comentarios:
Hola, que envidia mas grande que me dais, pero bueno, a la vuelta podré ver las fotos y disfrutar.
Es difícil pillarnos en casa los fines de semana.
Escribid mas y si podeis mandadme fotos al mail.
Besos
Joer, me cansa leeros, madre mía, es que no parais ni un momento.
Veo que la lluvia os persigue jajaja, al menos no os asais de calor y estais mas fresquitos.
Tened cuidadin y seguid visitando cosas, que por cierto, vaya envidia que me estais dando jajajaja
Hola, por lo menos si escribis puedo ver que lo estais pasando bien, porque es dificil que estemos en casa ¿verdad?
un beso para los dos
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