viernes, 15 de mayo de 2009

Demasiado (1)

Eso es lo que hemos tardado en actualizar, y lo que hemos hecho en estas dos semanas, demasiado. Por ello voy a dividir toda esta información en varias entradas (no sé aun cuantas).

Ordenemos por fecha y empecemos por el principio:

6 de mayo.
Como ya anunciamos el día 6 fuimos a Koya san, un gran complejo de templos situado en lo alto de la montaña. El monasterio original fue fundado en el siglo 9 y desde entonces éste ha sido un lugar sagrado. Lo malo es que a día de hoy está demasiado orientado al turismo y de hecho es el primer lugar donde hemos encontrado una trampa para turistas evidente. Para llegar hay que coger un tren (que no es barato) y un funicular (incluído en el billete de tren). Hasta ahí bien, pero al llegar arriba te encuentras con que no puedes llegar andando hasta la zona de los templos (no porque esté lejos, sino porque está prohibido) y hay que coger un autobús. El pase diario del autobús cuesta 800 yenes. "Casualmente" el precio del billete hasta el cementerio (luego comento) ida y vuelta son 800 yenes, con lo cual compensa coger el pase de un día en cuanto vayas a hacer ese recorrido. Lo curioso es que hasta las paradas anteriores el precio va subiendo poco a poco, pero para la última (el cementerio) sube unos 130 yenes de golpe.
Pero bueno, dejando de lado esto el lugar merece la pena. El cementerio (perteneciente al templo oku no in) es enorme y tiene unos monumentos de lo más curioso. Entre ellos se encuentra el que homenajea a las víctimas de la guerra de Borneo. También hay muchos ofrecidos por empresas, aunque no entendí muy bien porqué (no aun no he llegado a ese nivel de japonés).
A continuación hay varios templos. Entre ellos los que visitamos fueron el Kongobuji y el Daito del Garan. En el Kongobuji hay un jardín zen con un inusual número de piedras y una sala en la que Toyotomi Hidetsugu (un samurai de la época Momoyama si no me equivoco) cometió suicidio ritual (seppuku, el famoso harakiri). Además de poder ver las estupendas pinturas de las paredes corredizas te ofrecían un té una galleta de arroz.
En cuanto al Daito se trata de una pagoda de 3 plantas que alberga la figura de Buda (que no pagamos para ver, porque se veía desde la puerta...) La pagoda en sí es muy bonita.

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7 de mayo.
Fuimos al lago Biwa, el más grande de Japón. En concreto fuimos a Ishiyama dera, un templo en la parte sur, más estrecha, del lago. Aquí fue donde Murasaki Shikibu escribió el Cuento de Genji (源氏物語), la que se considera la primera novela de la historia, en el siglo XI.

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A la vuelta decidimos probar a comprar entradas para el museo Ghibli en Tokio. Habíamos descubierto sorprendidos que en Japón sólo se pueden comprar estos tickets en las tiendas Lawson (unas tiendas 24 horas) en unas máquinas que tienen para comprar entradas. Después de intentar pasar la tarjeta varias veces, pelearme con la máquina, discutir con el dependiente en japonés y en inglés y sudar mucho (literalmente) lo conseguimos.
Después en la estación nos comimos nuestra última caja de yatsuhashi e hicimos picnic en las escaleras.
Por la noche cogimos un autobús nocturno a Tokio. Lo curioso es que el autocar era de dos plantas, pero muy bajito, de modo que arriba no había manera de estar de pie, ni siquiera para los japoneses (sí, peor que en Dublín). A pesar de eso dormí todo el camino bien agusto.

8 de mayo.
Llegamos a Tokio. Las entradas del museo Ghibli sólo pudimos cogerlas para este día así que directamente tras dejar las cosas en el hostel fuimos allí. El museo no tiene realmente mucho material de museo propiamente dicho, pero no importa. El edificio en sí, toda la ambientación es una maravilla, y hay múltiples ejemplos de animación (incluyendo un corto exclusivo) así como una reproducción del estudio de Miyazaki. En la parte de arriba se alza uno de los robots de Laputa.

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Después, como nos pillaba de paso la estación de Nakano fuimos a esta zona para visitar una de las mecas otaku, la tienda de Mandarake. En realidad hay varias tiendas Mandarake en Tokio pero ésta es una de las más grandes. Se divide en varias secciones repartidas por 3 plantas de un centro comercial. Hay todo lo que podáis imaginar, principalmente merchandising y manga de segunda mano. Claro que la segunda mano de aquí es a veces mejor que la primera de allí. Yo me compré varios mangas y están en perfecto estado, uno de ellos es bastante grueso y sin embargo el lomo no tiene una sola marca, ni siquiera la típica raya que se queda indefectiblemente en los libros de bolsillo. Respecto al merchandising es impresonante. Cientos de figuras de manganime se apilan en las estanterías, incluyendo robots, naves y chicas exhuberantes. También hay sección de cosplay, bandas sonoras, anime... Agotador.

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9 de mayo.
Fuimos al barrio de Harajuku. Aquí los fines de semana en el puente de Jingubashi suelen juntarse grupos de cosplayers que posan para los turistas y curiosos. Cuando nosotros pasamos por allí no había nadie allí, aunque si vimos alguna que otra por la calle.
Además visitamos el Meiji jingu, el santuario shinto dedicado al emperador Meiji. Curiosamente cuando estábamos allí vimos 4 bodas que eran celebradas en el lugar, todas estilo japonés. Lo interesante es que los 4 trajes de las novias eran muy distintos.

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Por la tarde nos acercamos a Shibuya uno de los barrios comerciales más famosos de Tokio. Aquí, claro, nos lanzamos a la vorágine consumista. Las tiendas de la zona son tan grandes que acaban por no parecerlo... Nos pasamos unas cuantas horas pateando un tower records, un HMV y otra tienda Mandarake. Aquí Yolanda consiguió por fin su ansiado trofeo, un pequeño tachikoma (si no sabéis lo que es buscadlo, ea).
Aquí se encuentra además un famoso cruce donde el volumen de gente que pasa cada vez que se encienden los semáforos es una pequeña muestra de lo que es Tokio.

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Y hasta aquí la parte 1. Si tengo tiempo (y me apetece) mañana subiré la parte 2 (De como conoscieron el modo de vida de Tokio, y los entuertos que allí desfacieron)

martes, 5 de mayo de 2009

Paseos

Ayer por la mañana fuimos a visitar el que probablemente es el templo más famoso de Kioto, el Kinkaku ji (金閣寺, el templo dorado). Si habéis visto fotos de Kioto por internet seguro que os habréis topado con él. Y aquí tenéis la prueba de que esta vez sí que entramos.

Nosotros en el kinkakuji

Es bastante bonito, aunque el día estaba nublado y no brillaba demasiado, pero eso no lo estropea en absoluto. Además está situado en un jardín con otros edificios del complejo del templo.
A continuación fuimos a otro templo, el Ryoan ji (龍安寺), donde hay un jardín zen bastante famoso del siglo 15, consistente en 15 piedras sobre un mar de arena. Como todo jardín zen es muy sencillo, lo malo es que con la cantidad de gente que había a nuestro alrededor viéndolo y haciendo ruido se pierde un poco la esencia de lo que debería ser y la experiencia no es muy "zen" que digamos.

Jardín zen en Ryoanji

Estos dos últimos días, después de la paliza que nos estamos metiendo decidimos tomárnoslos con calma, así que tras estas visitas fuimos a dar un paseo tranquilo por los jardines del palacio imperial. El palacio en sí se puede visitar pidiendo un permiso, que te conceden en el momento en la oficina que se encuentra en el parque. No obstante, como ya he dicho, no estábamos para muchos trotes así que no entramos. Para lo que sí teníamos fuerzas en cambio era para dar una vuelta por las librerías de la zona. ¡Allí Holly se compró por fin su primer manga en japonés! Y aquí podéis verla en plena acción en, por supuesto Holly's café.

Holly leyendo manga en Holly's café

Pero lo más impactante que vimos ayer, mucho más que el kinkakuji, fue esto.

Copa de helado gigante

En Japón existe la costumbre (muy útil para los extranjeros) de poner fuera muestras de plástico de la comida que sirven en el interior. Y las heladerías no son menos. La copa de helado más grande de las que había en esta tienda cuesta 18.000 yenes (unos 140 euros) y hay que pedirla con 3 días de antelación. Lleva frutas, helado de múltiples sabores, bizcocho, y no sé cuantas cosas más. Había además decenas de ejemplos de distintas copas que se servían en el interior. Estuvimos dudando durante unos 20 minutos si entrar o no, pero al final nos pudo el bolsillo y nos fuimos con lágrimas en los ojos...

Hoy optamos por una ruta por la zona de Arashiyama (嵐山), en el oeste de Kioto, bastante alejado del centro. Aquí está otra de las atracciones más famosas de Kioto, el bosque de bambú. La verdad es que cuando estuvimos en Fushimi Inari salimos del camino por una ruta "alternativa" y acabamos en otro bosque de bambú bastante majo y con menos gente. El de Arashiyama es sin embargo más frondoso.

Bosque de bambú en Arashiyama

Aquí hemos podido ver los brotes de bambú que luego se venden en los supermercados y se suelen servir como acompañamiento en las comidas.

A continuación seguimos desde aquí hacia el parque de kameyama (亀山公園) y nos adentramos un poco en el bosque de las colinas de la zona. Es una zona con unas vistas bastante bonitas y el camino es lo suficientemente accidentado como para sentirte en plena naturaleza. En teoría en esta zona hay monos y son fáciles de ver, pero nosotros no hemos visto ninguno. Sí nos hemos encontrado con unas cuantas serpientes, pero poco más.

Vistas desde Kameyama Koen

Tras bajar hemos comido unos platos de soba en un puesto en la calle. Así he podido probar por segunda vez el nishin soba, aunque esta vez más baratillo (y con más espinas).
Finalmente y con calma hemos ido a dar otro paseíllo por la zona comercial, hemos visto muchas cosas que no podemos comprar y nos hemos tomado un café tranquilamente...
Como veis después de cinco días aquí ya hemos tenido bastante ajetreo y queda poco que ver realmente importante aquí en Kioto. Podríamos ver más templos, pero los que quedan no nos atraen especialmente. Por eso mañana iremos a Koya san, un complejo monástico unos 50 km. al sur de aquí y el jueves al lago Biwa (el lago más grande de Japón) antes de coger el autobús nocturno a Tokio (8 horitas, mmmh). Por tanto pasaremos poco tiempo en el hostel y cansados, así que si mañana no actualizo no esperéis ninguna entrada nueva hasta al menos el viernes o el sábado.


Curiosidades:
-En España ya hay mucha variedad en dispositivos USB, pero como supondréis aquí el nivel friki se dispara. Aquí tenéis un ejemplo:

Lupin pen

-También tarjetas SD de hasta 16 gigas bastante baratas, y Bluray grabables (los más nerd me dirán si de esto en España hay ya o no, pero yo no los he visto).
-En la tienda donde hemos estado hoy la última planta era de material para adultos (incluyendo películas de anime y videojuegos para ordenador). Me encanta la naturalidad con la que los japoneses ojean este tipo de cosas.

Comidas probadas:
-Melon pan. Un bollo dulce, en este caso relleno de crema.
-Un bizcocho redondo de nombre e imaginamos que origen alemán.
-Calpis water. Una bebida blanca y dulce sin gas.
-Dango blanco con una pasta negra (quizá de sésamo, no lo sabemos).
-Hamburguesas y chili hot dog de toda la vida en un Mos Burger (una cadena de hamburgueserías japonesa), acompañados de soda de melón.
-Onigiris con múltiples rellenos.

domingo, 3 de mayo de 2009

Templos, escaleras y más templos y más escaleras...

Por suerte aquí en el hostel tenemos internet gratuito, así que aquí me tenéis de nuevo para comentar mis andanzas. Además como veis he podido configurar el teclado, así que le doy de nuevo la bienvenida a mis amigas las tildes.
El viernes empezamos muy temprano (Yolanda a las 4 de la mañana, yo a las 5) a preparar la maleta. El motivo es muy sencillo, la tarde anterior tras el último día de clase (con discurso en japonés incluído, tanto por parte de Yolanda como de la mía) nos fuimos de karaoke en lugar de ir a casa a preparar las cosas... Sí, hay vídeos del evento. No, no los voy a colgar aquí (por haber terceros implicados).
Después fuimos a Nagoya donde cogimos el shinkansen hasta Kioto (京都). La verdad es que hemos pagado un poco el ser novatos, porque nos hemos dedicado a coger el shinkansen a diestro y siniestro para viajes largos, sin plantearnos otras opciones más lentas pero, eso sí, más baratas.
A partir de Osaka eso cambió, pero ya teníamos reservado el de Kioto, así que... Pero eso sí, del viaje ni nos enteramos, con lo cansados que íbamos nos dormimos en Nagoya y nos despertamos en Kioto. Media horita de viaje.
Lo primero como siempre el hostel, y de nuevo hasta las 3 no podíamos entrar, así que dejamos las mochilas y nos fuimos a visitar la zona en la que se encuentra nuestro hostel. Estamos justo en el borde entre la zona centro, repleta de inmensos centros comerciales, y el barrio de Gion, lleno de restaurantes y, como no, pachinkos.
Primero fuimos al mercado diario de Nishiki, largo como un día sin pan y lleno de toda la variedad de alimentos imaginable. Puedes encontrar desde caracoles marinos vivos hasta tortugas.

Mercado Nishiki Ismael

Después de comer en el mercado recorrimos Shijo dori, una de las calles comerciales más grandes de la zona, y entramos en el Daimaru, un centro comercial bastante grande. Nuestro objetivo aquí no era otro que el sótano donde suele encontrarse (oh, sí) la zona de mercado de comida. Ésta no nos decepcionó. Es muy grande y está repleta de dulces típicos de la zona. Uno de los dulces que encontraréis por todas partes si viajais por Kioto (y algunas otras ciudades) es el yatsuhashi (八つ橋) una pasta de arroz cocida, con canela y rellena con el omnipresente anko. No puedo describir con palabras lo bueno que está. Después de probar las muestras gratuitas nos compramos una caja y como ya supondréis no duró mucho.

Yatsuhashi oishii dulce

Por la noche fuimos a la zona de Gion (a la vuelta de la esquina, literalmente). Este barrio es famoso sobre todo por las geishas y, efectivamente, vimos a 2 dentro de un restaurante acompañando a, imaginamos, un cliente. Esto fue además en una de las calles más bonitas que hemos visto en Kioto y mientras nos comíamos los Yatsuhashi, así que fue un momento perfecto.
Después cenamos en el restaurante más extraño en el que estado en Japón. O en cualquier otro sitio. Además de las sillas para los cliente tiene otras ocupadas por maniquíes vestidos con kimonos, y las paredes están cubiertas de tablillas de madera con dibujos de naturaleza sexual muy explícita. Aparte de esto nos trajeron la carta aunque en ella sólo había una enorme foto del único plato que servían, una especie de okonomiyaki... Fue interesante.

Okonomiyaki creepy restaurant

Al día siguiente nos levantamos con energías y fuimos a hacer una ruta de templos por Gion. Empezamos por el Chion in, de un tamaño bastante considerable incluyendo una puerta del recinto de dos plantas (supuestamente la más grande de Japón, aunque se llevará poco con la del Todaiji).

Sanmon. Chion in

Después dimos un paseo por un parque cercano, el Maruyama Koen. Aquí se encuentran algunos cerezos llorones que deben estar preciosos en flor... pero la sakura ya se ha caído. Al lado vimos un pequeño templo llamado Higashi Otani.
Más al sur estaba el Kodaiji (no confundir con Todaiji), al lado del cual se levanta una enorme estatua de Kannon una de las diosas budistas más veneradas.

Estatua Kannon Kodaiji

A continuación, bajando por calles atestadas de gente y de puestos de comida, estaba uno de los templos más visitados de la zona, el kiyomizu dera (清水寺). Aquí había unas buenas vista de las montañas cercanas y un bonito balcón al que no entramos porque había que pagar...
Por si no fuera poco al final de la tarde fuimos al templo de sanjusangendo (三十三間堂). Esta fue probablemente la mejor visita del día. En el interior (aquí sí pagamos entrada) se encuentra 1001 estatuas de kannon. 1000 de ellas son pequeñas (1,60 m más o menos) y 1 se sitúa en el centro de todas ellas y mide 3, 5 metros. Además frente a las 1000 estatuas y alrededor de la central se encuentran 28 estatuas de los dioses protectores. Las figuras de Kannon tienen cada una 42 brazos, que representa a los 1000 brazos que se supone tiene la diosa, porque cada brazo salva 25 mundos. Todas las estatuas son originales de los siglos XII y XIII. Os podéis imaginar que ver esta colección es una verdadera maravilla. Por desgracia no se permiten hacer fotos, pero podéis econtrar cientos de ellas por internet.

Y llegamos por fin a hoy. Nos hemos hinchado a andar. Hemos visitado el santuario shinto de Fushimi Inari, que consiste principalmente en un complejo de santuarios situados en mitad de la montaña en un recorrido marcado por cientos de toriis rojos (sí, esa foto que todos habréis visto). Es un recorrido muy bonito, pero ciertamente cansado (son unos 4 km de tramos de escalera). Sé que no estamos en forma, pero aunque no os lo creáis nos lo hemos hecho entero.

Yolanda entrada Fushimi Inari

Después pensabamos ir al Kofuku ji, otro templo con unos jardines bastante conocidos, pero estábamos molidos, así que nos hemos ido a la estación de Kioto a comer. La estación en sí es un destino turístico, ya que se trata de una construcción de lo más peculiar, y además desde arriba hay unas buenas vistas de la ciudad. Hay en su interior un centro comercial (igual que en la estación de Nagoya, aunque lo de Nagoya es aun más exagerado...) y unos cuantos restaurantes incluyendo una planta exclusiva de bares de ramen (he tenido que sujetar a Holly para que no se lanzara a por ellos). También nos hemos encontrado con una tienda de artículos basados en la obra de Osamu Tezuka. Lo que más me ha llamado la atención es que había todo tipo de muñecos, dulces, llaveros... ¿¡pero no había manga!?

Por la noche hemos salido un rato por Pontocho, una de las zonas de fiesta cercanas al hostel y donde también se supone que suelen verse geishas, aunque nosotros no hemos visto ninguna. Y después de cenar... aquí a hacer la entrada. Para que no os quejéis de como os trato.

Curiosidades.
-Aquí en Kioto ha surgido un tipo de negocio cuya eliminación exijo desde ya. Se trata de estudios donde las mujeres pueden "disfrazarse" de geisha, con peinado, traje y maquillaje incluído. Por un poco más además de las fotos puedes salir a darte una vuelta con el traje puesto. Si vais en época turística (como es esta, la próxima semana es fiesta hasta el miércoles, la "golden week") veréis un número un tanto alto de maiko (geisha joven que aun no ha alcanzado el grado de geiko). La razón es que el "disfraz" de maiko es más barato... Personalmente me parece una ridiculez, y no hace sino estropear una de las tradiciones más antiguas y más interesantes de Kioto, aparte de joder ese momento tan especial que es encontrarte con una geisha por la calle (¿será de verdad? ¿no? a ver cómo anda. A ver quién la acompaña. Ay no sé, creo que sí, pero...). Señoras, si le sobra dinero gástenselo en sushi (o invítenme a mí, que está muy caro).

Comidas probadas.
-Nishin soba. Soba con una pieza de arenque frito en una salsa dulce. Buenísmo y nada caro. Al parecer es un plato típico de Kioto.
-Yatsuhashi. Lo ya comentado. Una delicia.
-Okonomiyaki raro en el "creepy" bar.
-Donburi de ternera. Básicamente un cuenco de arroz cubierto de ternera guisada. En general todo plato de este tipo (arroz cocido con algo encima) se llama donburi.
-Helado de sésamo y vainilla con miel. Sé que lo del sésamo os puede sonar raro, pero creedme, sólo de recordarlo estoy mojando el teclado de babas.
-Bento baratejo del super (con cerdo empanado, arroz y una ensalada sencillita)
-Pasta en un restaurante italiano regentado por japoneses. Concretamente unos espaguetis bolognesa y otros un poco más raros que no sé exactamente qué llevaban.
-Kimchi chahan. Un arroz muy bueno con salsa y... no sé, algo más.
-Pizza de pasta de arroz con bacalao.

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